Hace tiempo que tengo este blog abandonado, pero las circunstancias familiares que lo han propiciado no han sido para menos. A veces la vida te hace pasar por muy malos tragos y te obligan a replantearse todo, has de poner las cosas en una balanza y ver lo que realmente importa en la vida.
Pues eso es lo que me ha ocurrido a mi, ni más ni menos, he tenido que estar en donde me necesitaban, donde realmente quería estar, no me pesa, lo volvería ha repetir indudablemente y si hubiera podido hacer algo más, bien sé que lo hubiera hecho.
El último año, el 2012, ha sido una montaña rusa, a todos los niveles, momentos felices y dolorosos se han ido intercalando, aumentando la intensidad ha una velocidad que no sabíamos si llorábamos de alegría o de felicidad.
Esta atracción de feria emocional parece haber llegado a su fin de trayecto en 2013, pero no se si aún estamos montados en ella o nos acabamos de bajar mareados repasando las subidas y bajadas, haciéndonos conscientes de ellas, temiendo por momentos repetir el viaje, sabiendo que mucho hemos ganado, pero que lo que hemos perdido no se recuperara jamás.
Quien me conozca personalmente sabe de esas bajadas y subidas, no quiero profundizar pues me apenaría en parte mientras escribo, ya que la idea de retomar el blog es para dar en este caso buenas noticias.
Haciendo un repaso a este 2012, las emociones felices se resumen en una alegría nos desborda en forma de niña llegando a nuestras vidas, nos
conceden ser familia colaboradora de una pequeña con parálisis
cerebral. Los momentos que estamos con ella parece que nada malo pasa, el estar con ella nos llena de felicidad y una boda cargada de emoción por las circunstancia que la rodeaban en la que la felicidad fue plena.
Los tristes, podrían calificarse de terribles, pues una semana después de la boda llegó el día más triste de ese año y uno de los
más triste de mi vida. Delante de la pantalla de un ordenador un scaner
me desvela la cruel realidad ante mis atónitos ojos. Dos sentimiento se
unen, ambos de dolor y rabia, quien da una noticia así sabe lo duro que
es y quien la recibe sabe lo que se siente, pero el sufir recibiendo y dando
una noticia, no le pasa a muchos y puedo decir que el dolor el horrible.
Meses duros y extraños se suceden, de mantener el tipo, de llorar en soledad, de levantarnos los unos a los otros, de crear normalidad anodina, de fiestas forzadas. Cualquier cosa es una válvula de escape, como montar el belén,...y otras una carga que te roba el tiempo como el trabajo o la facultad.
Quizás mi incursión en el mundo de la repostería se deba a eso, a busca nuevas forma de abstraerme mentalmente de una realidad dificilmente asumible, inevitable por otro lado, real.
Hace dos meses pasó todo, aunque nos llegó con cierta sorpresa como si en esa montaña rusa en la que estábamos se quedara sin vías y cayéramos al vació. Todos los fines llegan aunque no queramos, pero este no lo esperábamos tan temprano. Rápido pero tranquilo, sin sufrimiento, orquestado a la perfección, cada cual estaba donde debía, hasta los gatos participaron en ese baile cruel de despedida. Fue como debía ser, meticuloso y perfeccionista, así hacia le las cosas, nada de fullerías, doloroso a fin de cuentas, si, pero perfecto en su ejecución.
Doloroso al recordarlo como el que habré una herida, pero a veces hay heridas que hay que abrirlas para sanarlas, como enfermero lo se.
Como desde aquel día no había cogido ni un pincel...un proyecto me ha impulsado ganas de crear de nuevo y creo que lo pedía a gritos. Tengo aquello para lo que sirvo, una de ellas es cuidar, y ya lo hago en mi trabajo, la otra es crear, y estaba un poco aparcado. La repostería ha mantenido la llamita encendida y es hora de avivarla.
Tengo nuevo proyecto , pero es secreto, hasta que no este listo no puedo hablar de él, no es gran cosa, pero para mi significa mucho. Pronto estará listo y podre mostrarlo.
